- ¿Quedamos a tomar algo?
- ¿Dónde?
- En la Plaza de Olavide...
Sonreí... Y ella debió captar el porqué. A su llegada a Madrid yo le hablé de la existencia de esa plaza, que aún no había logrado encontrar. Tiempo después fue precisamente ella quien me la enseñó.
- Vale!, así recordamos a Couso... (*).
Allí fue donde me comentó su decisión de abandonar definitivamente Madrid. Donde despedí a mi alma hermana, o quizá mejor donde ella y yo tomamos definitivamente rumbos opuestos, donde nuestras historias, antaño similares, comenzaron a diverger cada vez más, y donde cada uno a su manera comenzó a separarse (a su manera) de sus sueños de juventud.
Años después, volviendo de Gipuzkoa, su coche se salió de la carretera y dio varias vueltas de campana. Tardé varios días en enterarme de lo sucedido y entendí (comprendí) que nuestra amistad era un imposible. Ya sí que lo era.
Ayer, sin embargo, pude volver a disfrutar un momento de su sonrisa.
- ¿Quedamos?
- ¿Dónde?
Ya no habrá "plazas de Olavide".
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(*) José Couso, periodista asesinado en Iraq por las tropas militares que invadieron y ocuparon dicho país, solía frecuentar a menudo dicha plaza.
8 comentarios:
Siento que cualquier palabra que pudiera añadir sobraría, así que simplemente te dejo un beso.
¿no te gustaría ocupar su lugar?
En uno de mis primeros posts escribí:
"Ahora es cuando me doy cuenta de que tú no te cruzaste en mi vida para ocupar el sitio de nadie porque hiciste el tuyo propio"
Es por eso que respondo:
No podría ocupar su lugar, puesto que seguro, es insustituible, pero me sentiría afortunada si pudiera ganarme el mío propio.
Puedes decorar ese hueco a tu antojo...
Ohh!! Qué ilusión!! ¿Puedo ocuparlo ya?
Bueno...!!! ya llevas algo de tiempo dentro.
Vaya, casi da reparo entrar en esta conversación... Da para hacer un bonito post con vosotros dos ;-)... Besos...
Hay sitio para tod@s...
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