Por si alguien dudaba de que me encuentro instalado en plena madurez, no hay nada como comprobar lo que me duran los regalos de los Reyes Magos.
Mientras que un tierno infante ha destrozado todos sus juguetes el 7 de enero, yo he logrado que los vaqueros que me trajeron me aguanten hasta el 21. El tiempo en que un vaso lleno de aceite de oliva se interpuso en su camino...
Que a nadie se le escapé que mi próxima entrada será para relatar donde dejé olvidado el libro con el que me obsequiaron Sus Majestades.