martes, 9 de octubre de 2012

Un día de agosto, paseábamos entre los acantilados próximos a alguna playa cántabra. Lo que parecía un día tranquilo y soleado fue tornándose en tinieblas... Poco a poco nuestra conversación se fue agriando y diferencias, incomprensiones y reproches terminaron saliendo a flote.

En un momento dado me planté, y solté la primera frase "cuerda" de nuestra relación:

- Me da la impresión de que si sigues conmigo es porque todavía no has encontrado nada mejor...

Silencio...  Sólo roto por las olas del mar rompiendo en la costa.

Años (quizá meses) después, lancé la  segunda frase lapidaria. Ésa significó nuestra ruptura..