lunes, 4 de abril de 2005

Venciendo mis "miedos"

Este fin de semana después de varios meses, he vuelto a pisar una sala de cine. Nada fuera de lo común si no fuera porque asocio el hecho de ir al cine a una época de mi vida que considero cerrada y que tengo aparcada en un lugar sombrío de mi memoria a la espera de encontrarla un emplazamiento definitivo.

Todo el mundo se empeña en hacerme ver que tengo que superar ese pequeño trauma, sin embargo, a veces me da la impresión de que no soy capaz de transmitir a los demás las razones de porqué apenas voy a ver películas. No sé quizá la razón sea tan simple como que en mi vida priorizo otras cosas.

Creo que la gente debe pensar que me tiemblan las piernas al entrar a la sala de proyecciones, que mi mente empieza a revivir situaciones del pasado, o que mis ojos se nublan al mirar la pantalla. Nada más lejos de la realidad; el otro día me senté con la mayor tranquilidad del mundo a disfrutar de la proyección, y aunque es cierto que la película me gustó, no significa que vaya a repetir la experiencia en breve.

Y es cierto que he pasado de ir semanalmente a ir "pascuas a ramos". Y que en todo este tiempo he vuelto a ir solo, acompañado de la pareja, acompañado por amig@s, acompañado por familiares, acompañando a los sobrinos... Y que he vuelto a reír, a sobrecogerme, a asustarme, a llorar, a aburrirme, a dormirme (literalmente), a soñar, a enfadarme, a ilusionarme y por supuesto a lo que más me gusta: a pensar.

Pero...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo normalmente voy al cine en plan lúdico... aunque de vez en cuando voy a ver pelis de guión si encuentro con quien...