viernes, 28 de enero de 2005

Auschwitz

Cuando visité el campo de exterminio de Auschwitz, recuerdo que no me estremecí nada por el hecho de ver sus alambradas, sus torretas o sus edificios desde fuera. Tuve que adentrarme en los barracones y ver las fotografías en blanco y negro de los prisioneros, o contemplar la proyección de la película con la que nos "obsequiaron", o pasar frente a los hornos crematorios, para empezar a hacerme idea del horror contra el que había intentado vacunarme.

Sin embargo el peor momento llegó una vez fuera:
- Itsas, ¿Viste las cámaras de gas?
- ???
- ¿No pasaste por una sala con agujeros en las paredes?

Me quedé paralizado. Yo tampoco me hubiera dado cuenta.

1 comentario:

itsasbeltza dijo...

Hay personas que me critican mi manía por mirar hacia atrás. Sé que en muchas ocasiones lo hacen con buena voluntad para evitar que me martirice volviendo a rememorar malos recuerdos.
Puedo renunciar a muchas cosas, pero jamás renunciaré a mi memoria. Jamás.
Porque como bien apuntas, una memoria viva ayuda a no caer en los mismos errores.