martes, 23 de febrero de 2016

Según me voy integrando en esta nueva situación, veo que empiezo a repetir los mismos clichés de siempre...

Por lo visto han cambiado de contrata de comida en la empresa para la que trabajamos, y yo hoy me he dado cuenta de que me ha faltado la sonrisa de la persona que hasta el viernes nos servía los platos. Ese que miraba con simpatía nuestra cara de extrañeza cuando desconocíamos los ingredientes de lo que están hechos...

Y es que uno cuando se ve relativamente vulnerable, se agarra a cualquier nimiedad para "sobrevivir" (nótese la hipérbole")...

Por otra parte, ayer, el tendero que me vende las cervecitas que me bebo en mi poco tiempo de relajo, me dijo que le pagara mañana los 20 céntimos que dejaba a deber ... Da gusto saber, que él tambien me toma como "habitual"...

En otro orden de cosas, sorprendido por la rica gastronomía de este país... lástima no tener tiempo, ni estómago...


1 comentario:

odraz dijo...

Imagino que como seres sociales que somos necesitamos saber que tenemos nuestro lugar y sentirnos parte del todo que nos rodea, ya que eso nos hace sentir seguros. Cualquier pequeños gesto que, generalmente, nos pasa desapercibido o aceptamos con indiferencia, al igual que tú cuentas, cobra especial importancia cuando intentamos desenvolvernos en un medio en principio desconocido para nosotros. Es reconfortante saber que siempre hay personas dispuestas a ofrecerte esos pequeños detalles que, igual ellos ignoran pero son importantes para el que los recibe.

Pues yo de cocina peruana soy una gran ignorante, aparte del ceviche me temo que nada de nada...