viernes, 21 de noviembre de 2008

El último viaje trancurre como si fuera uno más. Pese a todo la conversación gira en torno a pequeños sucesos cotidianos ocurridos durante este año y medio.

El metro se detiene en mi estación, sin dar apenas tiempo a un abrazo de despedida, sólo dos besos y un par de frases (las últimas) dejadas a la improvisación.

"No nos eches mucho de menos", me atrevo a decir yo. "Que te vaya bien... todo" responde ella.

Su convoy parte. Esta vez prefiero no quedarme con la sempiterna imagen de "algo" que se aleja. Mis pasos se proyectan hacia adelante, hacia otro presente, y con ellos mi mirada; pero mi mente me guarda de nuevo una mala pasada y se empeña en aferrarse a este recuerdo que ya ha quedado guardado en algún compartimento estanco de mi memoria...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si después de todo voy a tener que darte la razón en algunas cosillas...

Bueno, sabes que cuentas con todo mi apoyo y comprensión ¿no?

Un besote

itsasbeltza dijo...

Por supuesto...

Sereia dijo...

Se me hace raro siempre dejar mensajes en los blogs por los que paseo, por eso de no robarle el alma a nadie. Pero en fin, me ha gustado leer este post (porque me remite a instantes ya vividos, tanto pasados como futuros)

itsasbeltza dijo...

Me gustan los ladrones de almas...