miércoles, 4 de junio de 2008

Cuando he ido al banco a hacer un ingreso, el detector de "lo que fuese" ha empezado a pitar como un condenado. Mientras estaba guardando mi pistola, mi navaja de Albacete y mi carga de Goma 2 ECO en una taquilla reservada a los efectos personales non gratos he oído que la señora que entraba detrás de mí emitía una serie de gruñidos guturales contra esos. "Esos" por lo visto eran los empleados que se encontraban dentro.

La caja estaba vacía y en un acto de torpeza no me ha dado tiempo a coger todo el dinero que se veía tras el mostrador y salir pitando (la próxima vez prometo ser más rápido), aunque por poco tiempo; un grito (también gutural) ha abroncado a un por lo visto nuevo empleado, para que se dedique a hacer lo que tenía entre manos únicamente si no hay ningún cliente esperando.

He estado a punto de decirle a la hipopótamo que en menos de dos minutos ha arremetido en un par de ocasiones contra sus empleados que no me pienso volver a un sitio donde me consta que no se trata con corrección al personal. Sin embargo esto sólo hubiera acrecentado su ira que al final habría recaído de nuevo sobre sus subordinados. Mi espíritu de Robin Hood se va diluyendo con el tiempo...

Y además estaría mintiendo... Si no vuelvo es porque la chica guapa y simpatica (y que siempre me ha atiendido con una sonrisa) ya no está en caja, sino tres mesas más allá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya sólo te quedan 99...

itsasbeltza dijo...

Bajo ningún (98) concepto pienso cumplir con ese castigo...!!!