lunes, 30 de julio de 2007

He decidido mandarle un SMS a una ex, algo lacónico pero correcto e incluso con una pequeña pizca de sensiblería. Justo cuando me disponía a pulsar la tecla para enviar mis palabras me han entrado unos nervios sólo comparables a los de una "primera vez", y solo entonces ha sido cuando ha aparecido mi escondido orgullo para advertirme de que tal vez ella no se merezca tanto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues estoy de acuerdo con ese orgullo de última hora...

PRIMAVERITIS dijo...

y yo, lástima que el mío llegue siempre después de darle a la tecla enviar.

Blackberry dijo...

Me sumo a la lista de las que reaccionan después de enviado... qué canelas...

Maribel Molina Rey dijo...

Estamos de acuerdo, y además nos salva en muchas ocasiones de hacer el ridiculo.

Me gusta tu blog, te seguiré leyendo.