jueves, 8 de marzo de 2007

Crónica de un día negro (I)

Por aquel entonces vivía en casa de mi tía, por lo que me tenía que adaptar a sus normas y horarios. Eso implicaba en que días en los que ella iba a algunas de las visitas culturales que organiza el ayuntamiento de Madrid, tenía que esperar a que se pusiera las quince capas de maquillaje para ir presentable a tal evento (sip!, es coqueta...), así que hasta las ocho de la mañana (tal vez un poco antes) no sonó el la radio-despertador que me torturaba cada mañana.

El locutor de RNE hablaba de los actos del día anterior de la campaña electoral, de las citas programadas para el día en curso, de cómo el día anterior el Madrid había eliminado al Bayern en la Champions, del día nuboso que había salido... En fin, rutinas...

- Atención, nos llega un despacho de última hora. Al parecer una bomba ha estallado en un tren cercano a la estación de Atocha...

- Vaya!, los de siempre ya están jodiendo otra vez!

- ...al parecer hay heridos...

- ¡Venga!, ¡Se sentirán orgullosos!.

- ...conectamos con un testigo presencial...

- Sí...!, A ver..!!, estoy frente a las vías... un tren... pasajeros descendiendo...

- einnn???

- ... varias explosiones en el mismo tren de cercanías... hay víctimas... no puedo precisar si mortales...

- ¿Comorrr? ¿explosiones DENTRO de un tren lleno de pasajeros?. No...!, imposible...! ¡No ha sido ETA!, ¡NO HA PODIDO SER ETA!!!!


Como un resorte salté de la cama en busca de imágenes gráficas que me aclararán lo que sucedía. Encendí la televisión y me senté en el suelo. En varias cadenas ya se hacían eco de la noticia. Aún no había imágenes...

Mi tía salió del aseo, y me vió junto a la tele.

- ¿Sucede algo?

- ¡Sí!, ¡Algo gordo!, ¡Han puesto una bomba en un tren!

- ¿Hay muertos?

- ¡Sí!, Hablan de dos...

- ¡Qué cabritos...!

Se sentó en le sillón. Ya no se movió en toda la mañana. Ni qué decir, que no fue a la visita programada entre otras cosas porque su prima (con la que había quedado) no pudo coger un cercanías por estar suspendido el servicio.

Durante varios minutos las noticias eran confusas. No eran una sino dos explosiones en Atocha y Santa Eugenia. Además un coche bomba había explotado junto a la Asamblea de Madrid.

Cuando me estoy poniendo el abrigo para ir al trabajo, suena el teléfono. Amatxu. Oigo a mi tía hablar con ella.

- Sí..! ¡Está aquí! Se iba en este momento...

Le hago una seña para que le dé un beso de mi parte y salgo de casa. Con las prisas, la impresión y el despiste que me caracteriza no me he dado cuenta de que no llevo mi móvil conmigo.

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