lunes, 17 de abril de 2006

El viernes, en su cumpleaños, apenas se dejaba ver por la Puerta del Sol. Sin embargo, ese mismo viernes, en una plaza castellana donde quizá nunca antes había sido vista, reclamó su derecho a existir, aún extrañando la compañía de los estandartes de las diversas cofradías de Semana Santa o la de la enorme enseña bicolor que engalanaba la terraza de la Casa consistorial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si las monjas y curas supieran... En Lo Grau vi una preciosa en un balcón. Y "casualmente" en el grupo que íbamos había forros polares adecuados para formarla, hay documento gráfico, jejeje.

Ya estamos de vuelta!

Musu bat!