viernes, 3 de marzo de 2006

Efectos retardados

Abro el ojo, miro el despertador y compruebo que me he dormido.

Corro a la ducha, me quemo, grito, me visto.

En el pasillo me tropiezo con mi compañera de piso, me abronca por no despertarla. El apagón nocturno ha reseteado su despertador.

Me disculpo, me pongo el abrigo, salgo de casa, vuelvo a casa a por la bufanda, corro en dirección al metro.

Ya por fin en el metro, una neurona comienza a funcionar...

Leñe...! ¡Cómo voy a despertarla cuando se duerme, si todas las mañanas yo lo hago gracias al ruido que hace...!

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