Abro el ojo, miro el despertador y compruebo que me he dormido.
Corro a la ducha, me quemo, grito, me visto.
En el pasillo me tropiezo con mi compañera de piso, me abronca por no despertarla. El apagón nocturno ha reseteado su despertador.
Me disculpo, me pongo el abrigo, salgo de casa, vuelvo a casa a por la bufanda, corro en dirección al metro.
Ya por fin en el metro, una neurona comienza a funcionar...
Leñe...! ¡Cómo voy a despertarla cuando se duerme, si todas las mañanas yo lo hago gracias al ruido que hace...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario