Aquella mañana como es habitual cada vez que llego a casa, me despojé de toda mi ropa. No me considero nudista, pero dentro de mis cuatro paredes el contacto de la ropa sobre mi piel es algo que siempre me ha incomodado.
Hacía calor por lo que decidí abrír la ventana para dejar entrar el aire en mi estancia. Por unos momentos me asomé a observar el ir y venir de gente y coches por la calle.
De pronto levanté la vista y vi una mirada furtiva observándome detrás de la ventana de en frente. Vi que una mujer me observaba pero retiré rápidamente mi mirada para no incomodarla, creo que no debió percartarse que la había descubierto.
Recordé entonces que estaba desnudo y me sentí como Adán al ser descubierto por Dios tras comer la manzana prohibida. Me avergoncé de mi cuerpo y decidí introducirme de nuevo en mi hogar en busca de algo con lo que tapar mis vergüenzas, creo que fue entonces cuando su tez se coloreó con un leve sonrojo. Cuando regresé a la ventana ella ya se había marchado.
No la he vuelto a ver. Sin embargo, desde entonces aún no he logrado olvidar esos ojos que me miraban detrás de aquel cristal...
2 comentarios:
hum... esto me suena... voy a tener que leer la historia desde ambas perspectivas... que curioso y que original...
Al final me vboy a creer lo de la doble personalidad... inspector-informatico que mezcla...
Sois la caña... ja ja ja
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