Mientras el resto íbamos en completo silencio, un niño de unos tres años soltaba unas sonoras carcajadas que se propagaban a lo largo del atestado vagón, entre tanto su padre no paraba de hacerle cosquillas.
He pensado que esta estampa es una bella forma de comenzar un viernes, y como no creo que hoy encuentre alguna mejor, os la regalo.
2 comentarios:
Aisss me gustan las cosquillas, se las hago a mi hijo, y esas carcajadas son ... como una cascada de alegria!
yo me pongo de los nervios con las cosquillas porque tengo muchas...
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