A veces, tan racional y reflexivo como aparento ser, soy incapaz de darme cuenta de las consecuencias que se derivan de mis propios actos. Y es que cuando se juntan candidez, despiste, despreocupación y afecto los efectos pueden ser perjudiciales para la salud ...de los demás.
Quien me conoce sabe de mi gusto por pasear. El problema es cuando esa actividad se produce a horas intempestivas o por lugares no muy recomendables (a los ojos de otros, claro).
En varias ocasiones me he encontrado con diez o más llamadas perdidas al regresar a casa. Al contestarlas la otra voz me dice toda preocupada que la próxima vez que haga de las "mías", por favor lleve el móvil a mano.
Y una vez aguantado el chaparrón y la merecida bronca por mi ¿egoísmo?, vuelvo al mundo en el que por supuesto... la situación se repetirá otra vez más.
Anoche fue uno de esos días.
1 comentario:
En los momentos que uno necesita perderse el móvil es el elemento más incordiante e innecesario...
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