jueves, 24 de febrero de 2005

Malas experiencias

Tenía seis años, no sabía nadar. Pasaba unos días con mis aitas en la costa de Alicante. Recuerdo que jugaba con un barco de plástico en el mar. De repente una descomunal ola de medio metro apareció de no sé dónde, me engulló y me dio un buen revolcón. Tragué agua pero mi instinto me hizo abrir los ojos y mover la cabeza en dirección a la luz.

Tenía seis años, no sabía nadar. Pasaba unos días con mis aitas en la costa de Alicante. Recuerdo que jugaba con un barco de plástico en la piscina. Sin darme cuenta me fuí metiendo hacia la zona más profunda hasta que llegó un momento en el que no hice pie. Tragué agua pero de nada me sirvió mi instinto, por más que luchaba no era capaz de alcanzar la superficie.

Desde aquel verano, cuando veo que las aguas están calmadas me echo a temblar...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El mar es muy traicionero... tan peligroso en calma como revuelto...

Yo últimamente he renegado del mar para zambullirme en los recorridos sinuosos y salvajes del río

Txabi Beroitz dijo...

Como una ola, llegaste a mi vida, como una olaaaa

___ )__)____)___)¡Qué marejada!. Un beso.

Anónimo dijo...

Hoy me quedé en blanco con este post... Besos.