viernes, 12 de noviembre de 2004

Al borde de la locura...

Desde hace aproximadamente dos semanas, no sé que le sucede a todo el mundo, pero cuando quedo con alguien siempre llega una hora tarde. ¡Está bien!, admito que entre mis virtudes no se encuentra la puntualidad y veo que han debido tomar nota conmigo. Pero, ¿Qué pasa?, ¿se han puesto todos de acuerdo...?.

¡Oye!, ¡No es ni uno, ni dos, ni tres...!, ¡Todos!!!

Por otra parte, en el trabajo les ha dado la manía por bajar a comer a las dos, cuando siempre lo hemos hecho a la una. La verdad es que les agradezco el detalle, pues a los que no nos gusta madrugar y llegamos tarde a trabajar, ir a comer tan pronto como que nos cuesta un poco, porque aun tenemos el desayuno en el estómago.

Ahora bien, lo que más me sorprende es que últimamente mi jefe cuando me ve llegar me pregunta a ver si me he caído de la cama. ??????. No sé, veo su sonrisa irónica, miro el reloj y pienso:
- einnn?. Las 9:15. ¡Un cuarto de hora tarde como todos los días!.

Ya no puedes fiarte ni de la televisión (en realidad, nunca debimos hacerlo) el otro día descubrí que habían trasladado el telediario de las nueve a las diez sin previo aviso.

De verdad que me estoy volviendo loco...

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