viernes, 22 de octubre de 2004

Rarezas

Arantza le estaba recriminando a Pablo que se hubiera levantado de la mesa mientras tomaban un café y se marchara a trabajar.
Pablo alegaba que la conversación no le interesaba y que además no podía intervenir al ser un tema del que no podía opinar porque al no tener hijos no había tenido contacto con pediatras.
Mientras me lo contaban yo pensaba que es una falta de respeto cuando nos integramos en una tertulia ya iniciada e intentamos desviar rápidamente la conversación hacia un tema que nos apetece porque el actual no nos gusta. Pablo vino a decir esto mismo.
Ahora ya somos dos los raritos...

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