miércoles, 15 de julio de 2009

Por aquella época yo coleccionaba sobresalientes en tanto que ella se traía una preciosa colección de calabazas. Aquellos veranos discutíamos mucho, pero también nos emborrachábamos y fumábamos nuestros primeros cigarrillos juntos, todo ello bajo el control y las reticencias de nuestros respectivos padres. Nos veíamos (y sabíamos) opuestos pero quizá fuese eso lo que fortalecía nuestra relación, nada sexual por cierto, basada en el descubrimiento de nuevas experiencias.

A mí me parecía un mundo todo el tiempo que tardó en saber despejar la 'x' en una ecuación de segundo grado. Nada comparable con el que determinadas ideas de su mente quinceañera han terminado por instalarse en la mía...

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