lunes, 6 de noviembre de 2006

Mi jefe y yo hemos discutido (estamos discutiendo) sobre los días de vacaciones que correspondían por la realización de un trabajo imprevisto fuera del horario laboral. El motivo de la disputa era un día que yo pedía y él no me concedía. Al final hemos pactado medio día, eso sí... perdiendo otro medio día para llegar a un acuerdo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues mal negociador eres...

Anónimo dijo...

Cualquier cabecica medio bien amueblada sabe que al jefe, ni agua. El equilibrio siempre está en el centro, así que siempre hay que pedir el doble de lo que nos ofrecen, y un poco más.

Se siente!

Anónimo dijo...

Remitiéndome a tu comentario del 6 de octubre, no será que tu jefe piensa que eres árabe y estaba regateando? ;P.