jueves, 14 de septiembre de 2006

He soñado que iba a visitar a un antiguo compañero de colegio con el que nunca tuve un trato especial, cosa extraña, pero así son los sueños. No recuerdo el motivo de la visita, pero el caso es que en un momento dado decide presentarme a su mujer. Es entonces cuando aparece Susana. Susana fue una compañera de trabajo (es de otra empresa pero trabajamos en el mismo proyecto durante unos 4 años), nació y creció a más de 500 Km de nosotros dos y ahora trabajan en ciudades distintas. Por supuesto nunca se han conocido ni creo que eso sea posible en un futuro.

Susana es alta y espigada, de pocas palabras pero de largas sonrisas. Al no prodigarse mucho verbalmente es de las personas que pasan desapercibidas para todos. Para todos menos para mí. Primero me sentí atraído por ella y al final acabó gustándome. Pero ya era tarde. Ya en uno de sus últimos días Arantza me preguntó: " Bueno, y... ¿qué pasa con Susana?". Yo baje mi mirada triste, creo que Arantza lo entendió... Susana dejó el proyecto unos diez días después. ¡Máldita sea!. Entonces me arrepentí de cuando Mamén me había insinuado dos años atrás que me acercará a ella. ¡Qué cruel es el destino, que te depara una oportunidad cuando no estás preparado para ella, y luego hace que te arrepientas de ello por haber sido fiel sobre todo a ti mismo!.

Pero volvamos al sueño. Cuando les vi juntos me llevé una sorpresa, y me dio mala espina pues algo no me encajaba. Es la primera vez que recuerdo que lo que estaba soñando no era demasiado real...

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces dejamos el tren pasar de largo, y entonces nos arrepentimos de no haberlo abordado, pero nuevos trenes vienen, montaté en el próximo!