Fueron sólo seis días de mi vida, pero para mí fueron un mundo.
Al final se había acabado por convertir en rutina: caminar con el fresco de la mañana hacia la Gare de l'est, y tomar aquella línea morada que recorre de norte a sur la ciudad, desde Porte de Clignancourt hasta la Porte d'Orléans. Bromas en Strasbourg Saint-Denis, peligro en Les Halles, prisas en Châtelet, rayos de sol apretando sobre la Cité y despedida en Montparnasse. Clochards agasajándonos con el porompompero y otros éxitos de Manolo Escobar, pickpockets y el verde, aquel verde...!
Fueron seis días felices. Fueron seis días ingenuos.
3 comentarios:
Me gusta tu comentario de hoy, sobre todo la moraleja, porque se ve que a pesar del recuerdo tiene su enseñanza. Está bien recordar, pero siempre con moraleja y no vivir del pasado. C'est la vie y p'alante como los de Alicante.
¡Qué bonito! A mí recuerda a 23 días felices en un sitio que no se parece nada a ese pero que me llenó de las mismas sensaciones.
¡Enhorabuena! Has vencido la pereza y el calor para regalarnos esto y estoy encantada.
Un besito.
Uy! como odio esos pocos días felices que condicionan el resto de tu vida!
Publicar un comentario