martes, 4 de abril de 2006

Tengo la costumbre desde que cierro la puerta de mi casa hasta que pongo los pies en la calle de no encender ninguna luz.

Normalmente no es problema porque cuando salgo ya es de día o alguien ha dado la luz del rellano y cuando vuelvo tarde a casa el problema no es mío sino de áquel que me trae a mí a mi melopea de vuelta a casa.

Hoy es uno de esos días en los que inexplicablemente me he decidido a madrugar. Todo estaba completamente a oscuras y aunque hubiera querido usarlo, no tengo ni la más remota idea de dónde se encuentra el interruptor de la luz. Vivo en un bajo, pero justo antes de girar al pasillo que apunta a la calle hay tres escalones que sólo una perversa mente decidió colocar ahí.

No sigo!!!, aunque lo intente mis palabras nunca superarán vuestra imaginación.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, no sigas... mi imaginación ha dado con un final más divertido jajajaja...

Anónimo dijo...

Tú di si hoy te has sentado sobre un flotador y yo me encargo del resto :p

Anónimo dijo...

Espero que tu vecina no te diera muy fuerte.. ¡Mira que estirar la mano en ese mismo y preciso momento!.

Musu bat!

Anónimo dijo...

madre mia que situaciones pones nene, la verdad s un poco abstracto como lo dices, pero te aseguro que esos escalones los hay en muchos sitios he¡yo me los tengo muy aprendidos esos interruptores para darle a la luz,,,,vamos cuento pasos y lo toco,, jajajajaajaj.me gusta como dejas al libre albedrio nuestros pensamientos,
espero que en semana santa puedas levantarte tarde y no tener estas cosas,,,,
abrazotes y besos para ti fiera.

pepe