En ocasiones la sinceridad que tanto pretendemos hacia nosotros duele más que una mentira piadosa, de no ser así jamás podría existir piedad en una mentira.
Hoy una persona a la que quiero un montón me ha sorprendido al confesarme que se alegró al enterarse de un atentado con víctimas mortales (del que no voy a dar referencias porque creo que no viene al caso). Tras "reprenderle" y recordarle nuestro pasado, le he confesado mi perplejidad por usar el término "me alegro" tan... alegremente.
- Sí, yo también me sorprendí. Me respondió dándome a entender que cualquier ser humano es capaz de lo mejor pero también de lo peor.
2 comentarios:
Una cosa es la teoría, otra la práctica. Una cosa es el cerebro, la racionalidad, otra el corazón, las entrañas. Complejo el ser humano.
Yo creo que todos somos una mezcla de acero y algodón y mostramos una u otra cara dependiendo de las circunstancias.
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