jueves, 15 de septiembre de 2005

Vacaciones pasadas por agua

Algunos me considerarán gafe, sin embargo yo me considero afortunado.

La lluvia nos pilló dando un paseo, y pese a que había negros nubarrones que amenazaban tormenta, pensé que solo caerían cuatro gotas, lo cual hasta nos vendría bien para no asfixiarnos de calor.

Al otro lado de la bahía se veían zonas en las que las nubes parecían estar descargando su agua, sin embargo no le dimos excesiva importancia. El caso es que nos confiamos y cuando estabamos en pleno regreso, el cielo se encapotó en cuestión de segundos y una violenta lluvia cayó sobre nosotros.

Un pino nos sirvió de improvisado refugio. Pero minutos después estábamos tan empapados que decidimos reemprender el camino sin preocuparnos más por el agua.

Mientras miraba la lluvia caer desde el balcón del hotel pensaba que últimamente (excepto en una ocasión) siempre que me voy de vacaciones veo llover.

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