Pablo en ocasiones tiene ocurrencias divertidísimas. Ayer nos contó que cuando años atrás hizo un viaje a Portugal volvió con unos cuantos escudos que no sabía como darles salida.
Él es una persona creyente, que colabora los domingos con unos centimillos a la autofinanciación de la Iglesia, así que todo serio y convencido nos contó que terminó por echarlos al cepillo de la iglesia.
Para cuando hagan un viaje a Fátima. Nos dijo.
3 comentarios:
Sé de buena tinta que la cosa fastidiaba bastante a los pobres curas, sobre todo a los rurales... por el tiempo que perdían en separar. Algunos hicimos buenas colecciones de monedas y sellos así. Un beso.
Yo ando con algunas monedas chinas... creen que irán allí alguna vez? ;o)
Cuidadito con los que piden para Dios, pero no dan ni para Cristo...
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