miércoles, 27 de abril de 2005

Aferrándome a un madero.

Mientras mi vida zozobra por enésima vez pienso en lo fina que es la línea que separa la felicidad de la desazón y el poco tiempo que lleva atravesarla.

Y yo ahí, consumiendo las pocas fuerzas que me quedan y tratando de no ahogarme.

1 comentario:

itsasbeltza dijo...

Un besín Sencilla. Ahora ando haciendo equilibrios por esa línea, y cuando sopla algo de aire intento caer en el lado bueno.