lunes, 17 de enero de 2005

Casualidad

Soy bastante anárquico en cuestiones de horarios. Mi ya de por sí flexible hora de entrada al curro, se ve modificada por factores ajenos a mi voluntad como el tiempo de remoloneo en la cama, la velocidad de mis pasos en el trayecto a la estación (directamente proporcional a las ganas de trabajar, o sea cero), o el número de metros que dejo pasar par viajar en condiciones decentes de "habitabilidad".

Así pues, dentro de las rutinas de mi rutinaria rutina (valga la rutinancia), no se encuentra la de tener todas las mañanas los mismos compañeros de viaje. Sin embargo hoy he debido de encontrar a mi "alma gemela", pues me he sentado al lado de la misma chica que el viernes pasado. Y eso teniendo en cuenta de que hoy iba una hora más temprano y de que casi nunca me siento en el metro...

En fin, teniendo en cuenta esto, mis ganas de trabajar andan ya en zona negativa.

2 comentarios:

Txabi Beroitz dijo...

Yo sé de dos que comenzaron así... ¡y ahora comen perdices!.
Besos

itsasbeltza dijo...

Sí, a mí también me ha llegado alguna historia de una pareja que se conoció porque cogían el metro a la misma hora todos los días. Es un caso que viene a demostrar eso de que el roce hace el cariño...