Tal vez la persona menos habladora de la mesa fuera Itsasbeltza.
Sin embargo alguien lanzó la pregunta al aire y todas las miradas se dirigieron hacia él.
Y claro, mordió el anzuelo. Una vez más.
A veces pienso que no es justo, pues a mí también me gustaría saber lo que piensan otros. Pero ya me he acostumbrado a que determinadas preguntas sólo las respondo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario