miércoles, 9 de agosto de 2006

He perdido una bella costumbre: tomar un libro y sentarme en un parque a leer. A cambio he ganado dos rarezas: leer a la par que camino y hacerlo mientras veo (escucho) la televisión.

2 comentarios:

itsasbeltza dijo...

Bueno... hay algún rasgo negativo más: la "calidad literaria" (entrecomillado, por supuesto) de lo que leo se ha reducido bastante.

Y respecto a la "rareza" que apuntas, en lo que a mí respecta, la veo casi imposible ponerla en práctica.

Anónimo dijo...

A mi me resulta imposible leer si no estoy en absoluto silencio y quieta.

En el fondo envidio a los que pueden hacer varias cosas a la vez porque yo soy incapaz de concentrarme pero la calidad de los textos que elijo no ha bajado ni un puntito, para compensar.

Muacks.